DECÍAS alma, decías corazón
y entonces echaría
a traquetear
aquel carro con
tamañas espigas
trigales.Y ordenó
Cristo
a la aurora
alumbrar, hallándola buena.
O sea: la
música estaría en su
lugar, ese lugar
que llamas “ser”, aun
cuando tanto da
llamarlo “luz” ninguno
conoce el uno ni la
otra, sólo
son Formas, tibios
vocablos palpitantes.
O bien son mera
Idea congelada
si elegís razonar
tus entrañas, tu canto.
Tampoco es esto un
poema. No creas
que yo soy alguien
bautizado “yo”,
acecha la locura
con suavidad de tigre.
Y si Amor no te
auxilia, tu nombre será roto.
Y deberás buscarlo
en zócalos vacíos.
Y aquel que un día
fuiste
disuelto será en
sal.
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