María Magdalena pertenece a la raza de las pioneras, de las que van
abriendo camino.
Ha ido por delante, y talado árboles, y barrenado rocas, y construido
puentes,
para las que van llegando tras ella.
Virginia Wolf, carta a su amiga la música y feminista
Ethel Smyth
Jesús y María de
Magdala se despidieron con un abrazo que parecía no tener fin, también
se besaron, pero con menos demora, nada raro
si tenemos en cuenta que ésa no era
costumbre de
aquellos tiempos.
José Saramago – “El Evangelio según Jesucristo”
SI tu tam tam cumbiero compita con
lloros de José al
revelarse
a sus hermanos en
Egipto, o el gemir sea
de un desdentado
niño
que por comida a
seno maternal increpa
cual rojo insomne
sol, y el corno de Jacob
ante el templo a
Jehová en Bethel
aúlle menos que
esta cumbia y este
alcohol que alzás
en soledad
con tan trágicos
ojos que si ella te los viera
tornaría a pacer en
hierbaviva
(así fuese
por darte insomne
cuido.)
Si la esquina
abierta las veinticuatro horas
del Bar sin Tiempo
el sitio es
donde irrumpe
mismito el Señor con espada
flamígera
y sólo Transitorio
y los muy pocos
salvan sus almitas.
Y han de salvarla
ustedes los humildes
desmembrados
tupamaros de la
sinrazón, ilusos sin
gloria ni alhucema
propia,
ni espiga ni amor
ni café
para los siglos de
escasez
y tan sólo los
bueyes sudorosos
de la desgracia
hayan de salvarse,
sólo los ustedes
los que atisban en
la luna el fervoroso
pujo
de una radiante
improbable
parición.
MARÍA Magdalena ha llegado, llegó el día
primo en la mañana,
al bar abierto
las veinticuatro
horas
(abierto los mil
siglos)
ha llegado,
rojos los sus
cabellos
cuando aún era
oscuro
y:
revuelta vio la
losa del sepulcro.
“Se han llevado al
Señor, explicadme
dónde lo han
yacido”
y todos locos
extraviadísimos allí
de cuerpos ay
presentes
los locos
resurrectos.
María de Magdala ha
venido a yantar
con nosotros nos
ama
cual inanes ciervos
desvalidos
cual mendaces
caballeros nos
ama y nos dispensa
sus senos de
amaranto
sus senos de la
leche de las alas
de la oruga del
fervor
sus senos de la
leche del fuegodonde cada Justo arde
y
arderá.
AH de aquellas carnes resurrectas
aquél néctar de
lúpulo y
cebada.
La belleza acaso
sea hebra o
caligrama
de lo indeterminado
(de lo que jamás ha
sido o será).
La cerveza: pesante
vellón
alquímico babeo
nupcial
y el vivir que
empotra sus patas de cerdo
y el morir que ríe
de la tumba vacía.
Tal truco −revivir
luego
andar− ya el
Christo lo hizo.
Mis amigos suelen
repetirlo.
No hay milagros
entre nos,
los reyes de utopía
(sólo es poeta
quien al tercer día
canta y abandona
sin prisa el
sepulcro).
Magdalena, la
escena
montemos, Hosanna,
el poema
bienvenido sea al
café
que abre las zonzas
veinticuatro
vidas.
Piquetes del verbo,
hágase la
fe.
Y sea con nosotros
la palabra
Y se cabree la
cabra de la afasia
Y se enrabie el
burgués
de pacotilla
con todo el vulgo
vomitador a cuestas (…………)
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